Quizás la historia de mi vida sea compleja. Al menos desde mi punto de vista lo es. Crecí con un padre a quien adoro con toda mi alma, pero que estaba tan ocupado con sus obligaciones de Gerente que casi nunca estaba en casa, y con una madre con quien tuve una relación amor-odio, de esas que toda, o al menos la mayoría de hijas tienen con sus progenitoras y que a lo largo de los años se va disipando hasta convertirse en una relación dependiente.

Honestamente no sé por qué estoy escribiendo esto, siempre inicié novelas sin terminarlas, por lo menos en ese entonces sabía de qué quería hablar. Ahora creo que sólo quiero perder un poco de tiempo en el trabajo y ver si al menos traduciendo lo que mi mente quiere decirle al mundo, puedo descubrir qué quiero hacer con mi vida.

Y es que esa es la gran pregunta del millón: ¿Qué quiero hacer con mi vida? Tantas cosas como pensamientos existen en mi cabeza. Creo tener talento pero cuando veo a otra persona desarrollarse, en mi opinión, mejor a lo que yo podría o estuviera haciéndolo, tiendo a menospreciar mi visión y hasta mi intelecto. En el fondo, sé que soy capaz de mucho y alguna que otra persona que lee estas palabras sin sentido estará pensando que tengo poca autoestima y quizás sea cierto, pero en realidad es miedo. De esos tengo muchos. Como por ejemplo a la oscuridad, no la soporto, me asusto hasta cuando cierro los ojos por eso antes de dormir tengo que tener la televisión o el iPod encendido. De esa manera, por lo menos se que no estoy sola. Ese es otro de mis temores, la soledad. Curioso porque, mi segundo nombre, y por el que me hago llamar desde hace un tiempo, es precisamente, Soledad.

Continuará…