Los zapatos más bellos vinieron conmigo gracias a
Anny y su poder de convencimiento. Sin esa visita a
Schutz mi vida y mi clóset serían diferentes, si nos hubiésemos quedado más tiempo (estuvimos casi tres horas en la tienda) probablemente me traía todos, ¡no había uno solo que no me gustara! ¡Cuánto quisiera que haya una tienda
Schutz en Lima! Aunque quizás sea bueno que no la haya, ¡sino imagínense! ¡Estaría en la bancarrota!