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Matemática emocional

El cálculo es simple: si no vas a sumar, no restes.

Hace unos días uno de mis amigos me contaba cómo el chico con el que había tenido una relación complicada volvió a buscarlo. Justo cuando él ya estaba superando lo que sucedió y volviendo a ser él mismo.

¿Qué tipo de relación complicada? Una que está llena de ambigüedades y situaciones problemáticas que no hacen más que desgastarte emocional y mentalmente hasta que decides ponerle un final, el cual obviamente no fue feliz.

Recuerdo exactamente las palabras que le dije al amigo que te mencioné en el primer párrafo, y que curiosamente fueron las mismas que me dio una amiga luego que yo le contara sobre el trato incierto que tuve con un individuo y que felizmente dejé hace un tiempo. "Así son pues, te buscan cuando tú ya estás bien. Son pruebas del universo. Mándalo a rodar".

Acto seguido dejé el celular y continué con lo que estaba haciendo en ese momento. Minutos después pensé: "qué suerte la mía porque el pendejo con el que metí la pata no tiene cómo buscarme". ¿La razón? Bloqueo, bloqueo, bloqueo. Porque si alguien no aporta a tu vida, simplemente lo sacas de ella, ¿cierto?

Si alguien ha llegado al extremo de bloquearte de su teléfono, de WhatsApp, de su Facebook personal e incluso de Snapchat... ¿crees que quiere hablar contigo?

Semanas después, el martes 14 de febrero a las 10 de la noche recibo un mensaje al inbox del blog. "Feliz día (el "creativo" apodo que me dice). Pásala bacán." 

¿Feliz día? ¿Acaso esta persona cree que es mi cumpleaños? Y a todo esto, ¿Facebook no entendió que si pongo en spam a alguien es para no recibir sus mensajes? Se supone que la tecnología nos facilita la vida y que las redes sociales son una de las nuevas y brillantes herramientas de comunicación. Pero cuando quieres dejar de hablar con alguien porque se pasó de la raya contigo por enésima vez, basta con olvidar uno de tus canales para que esa persona encuentre la forma de contactarte nuevamente.

La gran pregunta de esa noche, luego de compartir el mensaje con mi fiel grupo de amigos, fue: ¿por qué me escribiría si hace un mes no hablamos? Me dieron miles de respuestas. Ya te debes imaginar hacia dónde iban cada una de ellas.

Todo hombre, o mejor dicho, todo pendejo, tiene un radar que le indica cuando ya te has olvidado de su existencia. Y es ahí cuando reaparece. Aún así ya tenga enamorada.

¿Por qué esta persona, que afirmó en algún momento que no estábamos en sintonía y que te confundiste volvería a buscarte? ¿Después que las últimas veces que te dijo "hay que ser amigos" ha vuelto a hacer lo mismo por lo que "te confundiste"? Obviamente la culpa es de ambas partes pero ya pues. Fool me once, shame on you, fool me twice, shame on me. 

Si estás pasando por lo mismo, te diré algo. Vengo del futuro y te digo lo que sucederá. Lo que este tipo de persona va a pedirte siempre será hablar. ¿De qué? Te pueden decir de todo. Cualquier excusa es buena con tal de que se vean las caras. La clásica es: quiero retomar la amistad. Y luego de reflexionar y darle a entender que no te interesa forzar una amistad con él, te saldrá con otra cosa: tengo un negocio en mente que quiero conversar contigo. Ésta es nueva. Jamás la había escuchado. Bueno, en realidad la leí hace unos días.

Probablemente esta persona quiera venderte Herbalife o proponerte el negocio millonario del mercadeo en red, quizás necesite un socio capitalista o alguien con quien hacer brainstorming a cambio de un café o una cerveza, pero si todos las oportunidades que le diste "para ser amigos" no funcionaron... ¿por qué darle otra? ¿Masoquismo? Ni que fuera Christian Grey.

Rodéate de personas que te sumen y alegren tus días. Yo estoy agradecida de que las estrellas se hayan alineado y este año los amigos que están a mi alrededor no solo me hagan reír sin parar, si no que sacan lo mejor de mi. Y por supuesto, estoy agradecida por ti estimada lectora. Todas ustedes me recuerdan la suerte que tengo de contar con un grupo de hermosas seguidoras que aprecian el trabajo que hago y me dan ánimos para seguir en esto, para seguir persiguiendo mis sueños.

Evalúa tus prioridades y analiza lo que está a tu alrededor para no arriesgarlas, para no restarlas. Aunque las matemáticas no sean lo mío, vamos a aplicar una solución de este rubro. Como dije líneas arriba, el cálculo es simple: si no vas a sumar, no restes. Más aún si la persona que quiere volver a sumarse a tu vida, ya te ha restado y estás segura que sus intenciones no son buenas pero con mayor razón, si tiene enamorada.

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